Reflexiones del 21 al 25 de Enero


Los niños y sus diarios durante el Holocausto

Entre 1939 y 1945 seis millones de judíos, incluidos un millón y medio de niños y adolescentes, fueron asesinados por los nazis y sus colaboradores. De acuerdo con la ideología racial nacionalsocialista, todos los judíos eran considerados indignos de vivir, sin tener en cuenta la edad.

El Holocausto fue un periodo en el cual se les quitó a los judíos todas sus libertades. Se los privó de comida, fueron golpeados, obligados a realizar trabajos forzados, amontonados en guetos cercados y exterminados. Aquellos que permanecían con vida enfrentaban la lucha diaria por la supervivencia. A pesar de esto, o tal vez a causa de estas penurias, vemos extenderse el fenómeno de registrar los sucesos, tanto mediante la escritura de diarios personales como a través de esfuerzos individuales e institucionales por conservar la documentación. Como todos los judíos, los niños sufrieron grandes privaciones y muchos de ellos también llevaron diarios. Debido a las características de la guerra, solo sobrevivieron muy pocos de estas anotaciones personales.

En términos generales, estos niños disfrutaron de una infancia bastante normal, sin preocupaciones, antes de la Segunda Guerra Mundial, ya fueran de Polonia, Alemania, los Países Bajos, Hungría o Lituania. Nacieron en comunidades judías que habían existido en Europa durante miles de años.

La rutina diaria de los niños fue interrumpida por la ocupación nazi. Aunque los alemanes comenzaron a perseguir a los judíos en todas partes, la situación fue diferente de un país a otro y de una región a otra.

"Tenía seis años. Era el primer día de clase en septiembre de 1941. [...] Marisha, mi mejor amiga, me invitó a ir con ella a la escuela. Nos encontramos por la mañana y caminamos junto con un montón de otros niños. Llegamos hasta la enorme puerta junto a la que se encontraba el vigilante de la escuela. Marisha entró y yo la seguí mientras el vigilante la saludaba.
— ¿Adónde vas? —me preguntó éste.
—A la escuela, a primer grado —dije orgullosa y seguí caminando, pero el cuidador me cerró el paso.
—No, tú no.
—Pero ya cumplí los seis, ¡de verdad!
—Tú eres judía —dijo, —y los judíos no tienen derecho a estudiar. No se permiten judíos en nuestra escuela. ¡Vete a casa!
[...] Marisha y los otros chicos entraron corriendo al edificio.
[...] No lloré sino que pensé: soy judía y no hay lugar para mí. Me quedé de pie ahí hasta que no quedó nadie frente a la escuela, salvo yo. Había comenzado el nuevo año escolar, pero no para mí."


Los judíos eran obligados a llevar una estrella amarilla para identificarlos. Este estigma racial humillante los segregaba de la sociedad y los convertía en un blanco fácil de la brutalidad. En público, los judíos eran a menudo hostigados, golpeados y humillados delante de todos.

El paso siguiente en la persecución a los judíos fue el encierro en guetos. A gran parte de los que vivían en Europa del Este se los obligó a abandonar sus hogares y pertenencias y se los internó en guetos, áreas dentro de los pueblos y ciudades que les fueron asignadas como lugar de residencia, y donde se los mantuvo confinados como verdaderos prisioneros. Familias enteras fueron apiñadas, unas junto a otras, en espacios estrechos y condiciones extremadamente inhumanas.

"Es el 6 de septiembre [1941]
El día amaneció hermoso y soleado. Las calles han sido cerradas por los lituanos. [... ] Se está creando un gueto para los judíos de Vilna. La gente está haciendo las maletas en casa. [...] Veo el desorden en el que está la nuestra, los bultos por todos lados y las personas perplejas y desesperadas. Miro las cosas desparramadas que yo usaba y que eran importantes para mí. [...] El pequeño grupo de judíos de las viviendas que rodean el patio empieza a arrastrar los fardos hacia la puerta. Los gentiles que están presentes comparten nuestra congoja. [...] De pronto, todo a mi alrededor comienza a llorar... Todo llora. [...] La calle por la que desfilan los judíos con sus envoltorios... La primera gran tragedia. [...] Delante de mí una mujer se encorva bajo el peso de su bulto del que cae un fino hilo de arroz que se derrama sobre la calzada. Avanzo cargado y con un sentimiento de irritación. [...] No pienso en nada: ni en lo que estoy perdiendo, ni en lo que acabo de perder ni en lo que me espera. [...] Sólo siento una inmensa fatiga, y un insulto y un dolor quemantes en mi interior. Llegamos a las puertas del gueto. Siento que me han robado, que me están robando la libertad, el hogar y las calles de Vilna que me son tan familiares y que amo tanto. Me han arrebatado todo lo que estimo y es precioso para mí."


En los guetos, los nazis ejercían un estricto control de los alimentos y los medicamentos. Las raciones de comida permitidas por persona eran inhumanas; en Polonia, por ejemplo, eran inferiores al 10% del requerimiento mínimo diario. 
Muchos judíos murieron de enfermedades, hambre y agotamiento, una afección a la que se le daba el funesto nombre de "enfermedad del gueto".

La vida en el gueto se convirtió en una lucha constante por la supervivencia. La falta de mercaderías hizo que el dinero pronto careciese de significado. Las absurdas restricciones impuestas por los nazis dieron por resultado la creación de un mercado negro para todos los productos necesarios para la vida: alimentos, medicamentos y fuentes de energía para la calefacción.

A pesar de las durísimas penurias que debieron soportar los niños judíos, muchos de ellos abrigaron esperanzas y sueños para el futuro. Muchos de estos deseos fueron expresados en sus diarios, dibujos y poemas.



Un sueño 

Por Avraham Koplowicz

Cuando crezca y llegue a los 20 años,
Saldré a conocer el mágico mundo.
Lo haré sentado en un pájaro a motor,
Subiré y volaré alto hacia el espacio.

Podré flotar, surcar el aire, quedarme suspendido
Sobre el hermoso mundo lejano. 
Me remontaré muy alto sobre los ríos y el océano.
Hacia el cielo ascenderé y alcanzaré mi plenitud,
Una nube, mi hermana; el viento, mi hermano. [...]


https://www.yadvashem.org/es/education/educational-materials/lesson-plans/children-diaries.html

Más información
http://www.un.org/es/holocaustremembrance/multimedia.shtml
https://www.youtube.com/watch?v=itRENw3heOQ#action=share

Reflexiones Infantil.



Hay gente que lo da todo por los demás, y es feliz. Su actitud se parece un poco a la del espantapájaros. Y tú, ¿te pondrías en el lugar de este personaje?



El día 27 de enero es reconocido internacionalmente como el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Conmemora el aniversario de la liberación del que fue el campo de concentración más cruel, inhumano y despiadado de la historia de la humanidad, el campo de Auschwitz. Un acontecimiento que se ha llevado al cine en numerosas películas sobre el Holocausto.

Leer mas: https://www.europapress.es/cultura/cine-00128/noticia-10-peliculas-holocausto-20170127121057.html



Prometo guardarte en el fondo
de mi corazón,
prometo acordarme siempre de
aquel raro diciembre,
prometo encender en tu día
especial una vela y soplarla por
ti...
Prometo no olvidarlo nunca...
Tenía tanto que darte,
tantas cosas que contarte.
Tenía tanto amor
guardado para ti... (Bis)
Camino despacio pensando
volver hacia atrás.
No puedo, en la vida las cosas
suceden no más...
Aún pregunto qué parte de tu
destino se quedó conmigo,
pregunto qué parte se quedó
por el camino...
Tenía tanto que darte...
Tenía tanto que a veces
maldigo mi suerte.
A veces la maldigo...
Por no seguir contigo...
Tenía tanto que darte...

Un corazón auténtico hace que las manos den (dar)

Lo que más os ha gustado.