Semana 07- 10 - 2009


Reflexiones Infantil
Reflexiones Primaria
Reflexiones ESO-BACH-CFGM/S



¿Quién es Om Prakash?

En la aldea de la India en la que nací y me crié, el concepto de los derechos de la infancia no existe. Nuestros padres y madres nos crían gracias a su esfuerzo, con entrega y determinación. Si la familia es capaz de ahorrar, sus hijos e hijas quizás tengan la oportunidad de ir a la escuela. Pero en la mayoría de los casos los niños y niñas no tienen más remedio que ayudar a sus progenitores a cultivar la tierra y a cuidar del ganado.
Cuando nace un niño en la familia, las abuelas salen a la puerta de la casa tocando alegremente un thali, un plato de metal, para anunciar el nacimiento de un bebé varón. Por el contrario, cuando se trata de una niña, las mujeres de la familia rompen una jarra de barro a la entrada de la casa. Lo mismo se hace cuando se produce una muerte en la familia, y el mensaje que se busca trasmitir a los vecinos y habitantes de la aldea es de tristeza porque el bebé nacido es niña. La diferencia entre un niño y una niña, y su valor respectivo en el seno del hogar y la sociedad, están claramente definidos desde el principio.
Yo soy hijo de un padre que en una ocasión tuvo que pedir dinero prestado al dueño de las tierras que labraba, el cual a cambio le obligó a él y a mi familia a trabajar en condiciones de esclavitud. Con cinco años, cuando ni siquiera comprendía aún por qué se me obligaba al trabajo servil, ya estaba faenando en la granja del patrón. Trabajaba en los campos y cuidaba de los animales, y me preguntaba por qué no iba al colegio como el resto de los niños y niñas. Tres años después, aparecieron un grupo de activistas de Bachpan Bachao Andolan (Campaña para Salvar a la Infancia) que viajaban de aldea en aldea. Entraron en contacto conmigo y con otros trabajadores infantiles gracias a sus iniciativas para sensibilizar acerca de la educación y a sus campañas contra la esclavitud infantil. Cuando les oí hablar por primera vez, me dí cuenta de que estaba malgastando mi infancia y de que había personas a las que les importaba salvarla. Tras conocer nuestra situación, estos activistas se dedicaron diligentemente a la tarea de liberarnos de la esclavitud y del trabajo infantil. Fue una labor difícil, dado que ninguno de nuestros patronos o progenitores estaban preparados para comprender que los niños y niñas tenían derechos ni para hacerse consideraciones sobre el trabajo infantil. 
Al principio mis padres rehusaron cualquier tipo de enfrentamiento, pero después de mucho esfuerzo, los activistas de Bachpan Bachao Andolan les convencieron de que pidieran mi liberación de la esclavitud, y presionaron al patrón para que me exonerara del trabajo. Gracias a su dedicación, con el tiempo me concedieron la libertad.

Tras dejar el trabajo servil me dirigí a Bal Ashram, un centro de rehabilitación infantil situado en Rajastán, dedicado a educar a niños y niñas que han sido liberados de la esclavitud. Desde el momento en que llegué a Bal Ashram comprendí lo que eran los derechos de la infancia. Por primera vez me dí cuenta de que había un lugar en que se presta oído a las voces de los niños y niñas, se escuchan sus opiniones y se adoptan decisiones tomándolas en cuenta. Había un panchayat (una asamblea) de miembros infantiles, que representaba los intereses y preocupaciones de los estudiantes en las reuniones con los directores y docentes. Gradualmente, gracias a nuestros profesores y al resto de los niños y niñas de Bal Ashram, comprendí que existen leyes que promueven y protegen a los niños y niñas como nosotros. Supe que estas leyes no sólo se aplican en la India sino también en el resto del mundo. Estas leyes han hecho posible articular los derechos de los niños y niñas, y es responsabilidad conjunta de todos llevar a la práctica los principios contemplados en la Convención sobre los Derechos del Niño y otros instrumentos relativos a los derechos de la infancia.


Si me das tres deseos
Me saben a poco
O no sé qué prefiero
O lo quiero todo
Con sólo tres deseos
No sé lo que quiero
Siempre pierdo en este juego
Oh, oh-oh
Oh-oh-oh, oh-oh
Quiero mil versos como sueldo
Quemar el fuego
Quiero llegar joven a viejo
Quiero mil gatos y mil perros
Quemar el miedo
Siempre pierdo en este juego
Yo quiero
Y quiero, y quiero, y quiero, y quiero, oh
Compartir todo lo bueno
Y aprender a vivir lento
Porque, quiero
Y quiero, y quiero, y quiero, y quiero, oh
Poner a dieta el ego
Y aprender a vivir más con menos
Vivir más con menos
Quiero ser necesario
Quiero encontrar el Norte
Quiero risas y abrazos
Gente con valores
Quiero saber el nombre
De la chica del metro
Tocar el horizonte y
Vivir en mis sueños
Mil besos como sueldo
Quemar el fuego
Quiero llegar…

- Busca el tesoro que hay en tu corazón -
- Cógelo, ve por él -

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